Apenas una semana después de que el presidente Donald Trump aseguraba que «ningún estadounidense sufrió daños» en el ataque aéreo que Irán llevó a cabo contra sus bases en Irak, el ejército de EE.UU. reconoció que al menos 11 de sus soldados resultaron heridos en el bombardeo.
Este procedimiento tiene como objetivo saber si han sufrido «lesiones cerebrales traumáticas».
Ocho de los heridos fueron enviados al Centro Médico Regional Landstuhl, un hospital militar estadounidense en el sur de Alemania, mientras que el resto fue trasladado al campamento Arifja, en Kuwait, para exámenes de seguimiento.
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